¿Gran cuestión existencial o no? Bueno, digamos que es importante responder, porque esta elección de palabras, aparentemente insignificante, puede transformar la percepción de su mensaje por sus destinatarios. Sabiendo que hoy en día la gran mayoría de los individuos envían y reciben comunicaciones electrónicas, es mejor saber utilizar el término correcto (y conocer el significado de las palabras empleadas). Este artículo se adentra en el tema, explorando las diferencias entre estos términos y revelando cómo una simple palabra puede impactar sus campañas de comunicación. ¿Listo para descifrar el código? En marcha hacia una breve exploración lingüística.

Definición, origen y uso

La palabra «Email» o «E-mail»

Abreviatura de «correo electrónico» en inglés, la palabra «email» fue adoptada en los años 70 con el desarrollo de los primeros sistemas de mensajería electrónica. Fue concebido para distinguir el correo tradicional («mail»), enviado físicamente, del nuevo formato digital que permitía el envío instantáneo de mensajes a través de redes informáticas.

Hoy en día, «email» es el término más comúnmente utilizado para referirse al correo electrónico, particularmente en el contexto profesional e internacional. Es preferido por su claridad y reconocimiento global, permitiendo así una comunicación intercultural sin ambigüedades.

La palabra «Mail»

Esta palabra es interesante porque proviene del inglés «mail», que significa «correo» en español. Pero este último provendría a su vez del antiguo francés «male» o «malha», que designa un «saco de cuero». Históricamente, designaba el transporte físico de cartas y paquetes en sacos o cajas de cuero. El «mail» designa por lo tanto correo tradicional, es decir, enviado de manera física y no electrónica.

Hoy en día, sin embargo, se utiliza para referirse tanto al sistema de distribución de correos físicos como, por extensión, al correo electrónico, especialmente en países anglófonos como Estados Unidos y Canadá.

La palabra «Mel»

Francización de la palabra «e-mail», la palabra «mel» fue propuesta por la Delegación General para la Lengua Francesa y las Lenguas de Francia (DGLFLF) en los años 90 como alternativa francófona a la palabra inglesa «email». Esta elección refleja un deseo de preservar la lengua francesa ante la creciente anglicización en el campo de las tecnologías de la información.

El término «mel» es oficialmente reconocido, incluso promovido, por diversas instituciones gubernamentales en Francia y es a menudo utilizado en comunicaciones oficiales y administrativas. Sin embargo, su adopción por el público en general y el sector privado sigue siendo variable.

¿Qué pasa con el uso de estas palabras en un contexto profesional y de marketing?

En marketing y en comunicaciones profesionales, el término «email» es preferido por su especificidad y formalidad. Es ampliamente utilizado en conversaciones cotidianas y en contextos profesionales, incluso en Francia, debido a su prevalencia internacional.

Sin embargo, en contextos más informales o en comunicaciones internas, «mail» puede ser utilizado para suavizar el tono o simplificar la comunicación. En empresas tecnológicas o entre jóvenes start-ups, por ejemplo, a menudo se observa una preferencia por términos informales que fomentan un ambiente más relajado y accesible.

En cuanto a la palabra «mel», puede ser utilizada en el marketing digital francófono para señalar una atención particular a la cultura y lengua francesa. Es una ventaja estratégica si el objetivo es un público apegado a estos valores. Sin embargo, esta utilización debe ser bien considerada, ya que probablemente tendrá poco impacto si sale del marco administrativo o si la audiencia es internacional.

En resumen :

  • Priorice «email» para campañas internacionales o en el contexto de negocios globales para asegurar claridad y profesionalismo.
  • Priorice «mail» para campañas dirigidas a un público joven o para comunicaciones más informales, especialmente en el contexto anglófono.
  • Priorice «mel» para campañas dirigidas a un público francófono sensible a la defensa del idioma francés y para comunicaciones oficiales o gubernamentales (marco administrativo).

Elegir entre «mail», «e-mail» y «mel» no es solo una cuestión de estilo, sino una decisión estratégica que puede influir en la eficacia de sus envíos de marketing. Teniendo en cuenta las diferencias lingüísticas, culturales y las preferencias de su audiencia, puede optimizar sus campañas para involucrar mejor a sus lectores y obtener mejores resultados.

Nicolas
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